La palabra INCIENSO deriva del latín “incensum” y significa encender/iluminar.
Sus principios remontan a miles de años antes de Cristo, cuando el hombre primitivo, al descubrir el fuego, se dio cuenta de los diferentes aromas que provenían al quemar maderas u hojas.
Sabemos que el uso intencionado del incienso tenía principalmente un fin curativo y que se utilizaba en los rituales religiosos.
Egipto y China se consideran los fundadores de esta práctica milenaria.
Hoy en día disponemos de una enorme variedad de marcas y aromas, y a continuación os presantamos las principales y más conocidas.